¡Vaya tela con Trump! Dice el refrán que no se le pueden
pedir peras al olmo, ¿y qué peras te puede dar un olmo que afirma que podría
disparar en la 5ª Avenida sin perder votos? Este ha hecho de Estados Unidos su
cortijo, porque hay gente para todo y, como diría mi difunto padre, este es un
cateto “jarto” de papas. En fin, que se ha pasado una semana en Europa
enseñando el plumero.
Vamos por partes. En la cumbre de París, aquí mi primo – yo llamo
primo y prima a todo el que no es de mi familia y me cae como el culo, como es
el caso de este “ser”, que dudo muy mucho que en algún momento de su vida fuera
humano, y tampoco es un Señor, porque para eso hay que tener mucha educación y
mucha clase, y eso, querido primo, no lo compra el dinero, te jodes como
Herodes -.
Voy a ir al grano, porque es la primera vez que escribo un
post viajando en coche, y me estoy mareando más que si fuera en La Perla Negra
con los Piratas del Caribe.
Este tiparraco es tan bruto que, con tal de salir el primero
en la foto principal de la OTAN, le ha metido un empujón al Primer Ministro de
Montenegro, Dusko Markovic, que casi le tira al suelo y le rompe el fémur en
tres cachitos, claro que el pobre trumpgilipollas no sabe que cada uno tiene ya
su sitio asignado, y como a él le gusta avasallar e intimidar, - probablemente porque
tiene graves problemas de erección -, pues allá que fue a ponerse el primero.
Mi abuela, que tenía una fuerza titánica, hacía lo mismo cuando se subía a los
autobuses para no tener que ir de pie.
Esa cara de perro pachón, con el mentón alto, haciendo morritos
al aire, esos ojos tan chicos, ese pelo… ESE PEEEEEELOOOO… que parece que se lo
han hecho en Disneyworld con un algodón de azúcar de vainilla, ese pelo, que
estoy deseando que llueva a mares para ver cómo reacciona ese cuero cabelludo.
Este ser, haciendo lo imposible por aparecer en todos los saraos, mientras
estaba reunido con Emmanuel Macron, escuchándole con atención mientras hablaba,
como si entendiera algo de francés. ¡Qué lástima!
Bueno, y qué decir de la Merkel, su cara era un poema. El
primer día lo miraba como si fuera un extraterrestre recién bajado de su nave
procedente del tercer anillo de Saturno. El último día no… el último día, Ángela
tenía cara de “en menos de un mes te voy a quitar de en medio, so cerdo”. Algo
bueno tenía que hacer esta, que es otro “ser”, en su carrera política, digo yo.
Ángela Merkel, ha reconocido que en las reuniones de trabajo ha habido
"un debate controvertido" entre los líderes en torno a los
acuerdos para luchar contra el cambio climático. Hablando en plata,
que Trump se pasa por el arco del triunfo el calentamiento global, porque es un
viejo verde y todo lo que suene a calentón le parece cojonudo. Mi tía Maruchi
se cree que Ivanka es su mujer, yo le he dicho que no, que es “La Primera Hija”,
porque su mujer, Melania, ha pasado olímpicamente de vivir en La Casa Blanca y
de ser La Primera Dama, porque ella es más de té y pastas en las terrazas de Nueva
York. Mi tía no entiende que, aquí mi primo, diga que su hija tiene un culo
estupendo y que si no fuera su hija ya se la habría camelado. Yo le he dejado
claro que es un guarrete, que no lo puede evitar, lo lleva en el ADN, su
bisabuelo era proxeneta, por eso llama conejos o pussies a las mujeres.
¡Qué asquito más grande me da el gachó!
Pues ándate al loro, Trumpete, que la Merkel es muy alemana,
y no tienes más que echar un vistazo al siglo pasado y ver cómo se las gastan.
Ahora que lo pienso, Trumpete me recuerda mucho al pequeño alemán, que tenía
muy mala leche y un bigote ridículo. A los dos les pasa lo mismo. Al pequeñín
le flipaban los rubios altos, fuertes y de ojos azules, o sea, todo lo
contrario a su persona, vamos que según sus normas absurdas, se tendría que
haber metido a sí mismo en una de sus cámaras de gas. Y al viejo verde
americano le repugnan los inmigrantes, cuando su esposa y sus antepasados lo
son, y quiere acabar con los comunistas como su suegro. En todas las familias
cuecen habas, y en algunas – como esta - cuecen hasta coles de Bruselas, que
apestan y mucho.
Siguiendo con el Tour de Trumpete, llegamos al Vaticano.
Supongo que todos habrán visto la foto de los cuatro. La hija y la madrastra,
que parecen dos lámparas góticas sacadas de la Mansión de La Familia Adams. Se han
tomado el protocolo a rajatabla, - ¡chicas, hay que ir vestidas de negro, no de
los fantasmas atacan de nuevo, la madre que os parió! -. Esa Melania, cuya
mantilla debía de pesar 47 kilos, que le aplastaba la cabeza tanto que estuvo a
punto de perder el conocimiento tres veces. Y Trump con esa sonrisa estúpida,
sin venir a cuento, normal, para él “protocolo” debe ser un producto nuevo de
Coca Cola. Y el Papa, pobrecito mío, con lo que me gusta este Papa, que es un
soplo de aire fresco. Con esa cara descompuesta… ¿cuándo ha salido el Papa con
esa cara en una foto?... ¡NUNCA! ... ¡NEVER!, pero claro, el Papa es la persona
más cualificada de este planeta para reconocer el Mal, y lo tenía justo al
lado. De hecho, me han contado que después de la comida intentaron llevarse a
Donald a una pequeña capilla y realizarle El último exorcismo, pero fue
imposible. Por lo visto es un demonio muy poderoso.
Y como el que no se consuela es porque no quiere, os traigo un
nuevo producto que me parece cojonudo. El abogado mexicano Antonio Battaglia
estaba harto de escuchar los discursos xenófobos del presidente vecino, y
decidió pasar a la acción con toda la retranca. Con su lado más emprendedor, ha
decidido diseñar un nuevo papel higiénico, marca Trump y con un lema inconfundible:
"Suavidad sin fronteras". ¡Qué arte!
Una parte de los beneficios irán destinados a ayudar a
compatriotas del abogado que hayan sido deportados.
¡Y encima te puedes limpiar el “ojete” con la cara de
Trumpete!
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